Rodolfo Torres (31/07/2016)
El Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) se instrumentó, por primera vez en 1991 en tiempos de nuestra transición democrática, con dos finalidades principales: inhibir pronunciamientos de triunfos inciertos y brindar confianza a los electores, quienes podrían comparar los resultados del PREP con los que se exponen afuera de las casillas poco después de su cierre.
El PREP emite resultados que comienzan a transmitirse, usualmente, a partir de las 20 horas del mismo día de la jornada electoral, pero no son los resultados oficiales de la elección. Y requiere, para su funcionamiento, un cúmulo importante de recursos: personas que capturan los datos de las Actas de Escrutinio y Cómputo levantadas en las casillas; numerosos procedimientos operativos; equipos de cómputo y software, escáners y otros equipos periféricos.
El PREP no es un instrumento de predicción de resultados electorales, pues el orden en que las actas son capturadas depende de la hora en que éstas llegan a los puntos de acopio. En consecuencia, durante su operación puede haber variación respecto de quienes encabezan la elección en un momento determinado. Por otra parte, antes de su difusión, se valida que las actas cumplan un número determinado de criterios de congruencia, previamente establecidos (por ejemplo que la suma de las boletas extraídas de la urna más las boletas sobrantes, no sea mayor al número de boletas disponibles al inicio de la votación). Por último, el PREP ha sido la causa de agudas confrontaciones políticas (en particular en la elección del 2006).
Pero ¿cuánto cuesta el PREP? Si sumamos lo que se gasta en elecciones locales más lo que se gasta en la elección federal, se obtiene un monto que se estima superior a los trescientos millones de pesos (por ofrecer una cifra conservadora; la cantidad puede ser mayor).
Ahora bien ¿De que modo podríamos prescindir del PREP? Hay que recordar que la fuente de información del PREP y del sistema de cómputos distritales, que ya actúa en cada elección, es la misma: las actas de escrutinio y cómputo de casilla. Una ruta facible sería adecuar el sistema de cómputos distritales para que opere en lugar del PREP. En el año 2003, en las elecciones locales de la Ciudad de México, instrumentamos ese enfoque debido a contingencias en el funcionamiento del PREP (que en aquella ocasión el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) había contratado con una empresa externa). Fue el sistema de cómputos distritales el que proveyó de información a los resultados electorales preliminares. En el año 2006, el IEDF estableció esa estrategia de manera formal denominándola Programa de resultados electorales parciales.
Ningún ahorro viene de manera gratuita. Es fundamental la participación del Poder Legislativo para que se modifique la normatividad, de tal manera que el cómputo distrital inicie el mismo día que concluye la jornada electoral; actualmente no hay razón para esperar hasta el miércoles siguiente.
En resumen ¿podemos prescindir del PREP? La respuesta es: Sí. En primer lugar porque el eventual vacío de información entre la fecha de la jornada y la fecha en que concluyan los cómputos distritales se llenaría con la información de los conteos rápidos, organizados, en el ámbito de su competencia, por el Instituto Nacional Electoral (INE) y los organismos públicos locales electorales. En segundo lugar, porque tendríamos resultados del sistema de cómputos distritales que, a diferencia de los resultados del PREP, sí serían oficiales. Finalmente, obtendríamos un ahorro extraordinario en la organización de las elecciones.
Es apreciable tener procesos electorales ciertos y, si es posible ¿porqué no?, también más económicos.