Rodolfo Torres Velázquez (18/07/2021)
Noticias recientes, provenientes del mundo de la economía digital, revelan las estrategias de los principales actores, en particular en lo que se refiere a las monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC). En ellas destaca el caso de China con su yuan digital que se prevé marcará un antes y un después en los intercambios monetarios globales. Por su parte, autoridades financieras globales convocan a los bancos centrales a la instrumentación de mecanismos de intercambio transfronterizo de ese tipo de monedas digitales.
Con base en reportes del portal especializado Coin Telegraph, China ha completado sus pruebas de campo en importantes regiones de ese país que incluyen: Beijing, Chengdu y Hong Kong. En un paso más agresivo los ciudadanos de Suzhou pueden pagar ahora su transporte mediante el yuan digital. Más aún, algunos departamentos de la tienda en línea Alibaba, que como se sabe tiene más de mil millones de usuarios y supera en varias veces el tamaño del gigante comercial norteamericano Amazon, han empezado a aceptar el yuan digital como medio de pago.
Aunque China ha reconocido el importante papel que han jugado las criptomonedas en el desarrollo e impulso de su yuan digital no ha dudado en emprender acciones en su contra con el propósito de desbrozar el camino de su moneda digital frente a competidores que considera están fuera del control de su gobierno. Es el caso de dos medidas recientes. La primera, que prohíbe el denominado “minado” del Bitcoin, mediante la restricción del suministro eléctrico. Cómo se sabe el minado de bitcoins, que es la etapa esencial para la validación y verificación de las transacciones que se llevan a cabo con esa criptomoneda, es altamente consumidor de electricidad. La segunda, mediante la prohibición a empresas para llevar a cabo, en territorio chino, el intercambio de criptomonedas -el equivalente de casas de bolsa para el caso de acciones-, así como la prohibición a sus nacionales de llevar a cabo ese tipo de transacciones. Ambas acciones tuvieron un impacto considerable en la caída del precio del Bitcoin, pues las empresas de minado e intercambio de origen chino tenían un papel preminente.
La estrategia de China parece ser clara: apostar, primero, por el uso en su mercado interno del yuan digital; cabe recordar que el volumen del mercado interno en China es mayor frente al volumen de su mercado externo -en contraste con el caso de México que el volumen de su mercado exterior es superior-. Parece evidente que en una segunda etapa de su estrategia deberá buscar la implantación del yuan digital en sus intercambios comerciales con el exterior y quizá como referente para las reservas monetarias de otros países.
En otras latitudes también se han desarrollado acciones para instrumentar monedas digitales emitidas por sus bancos centrales. El Banco de Japón anunció que ha comenzado exitosamente la prueba de su yen digital, dentro de sus fronteras, que tendrá una duración de un año. Esa prueba piloto la concluirá a fines de marzo del año 2022. El Banco Central de Suecia, el Riksbank, acaba de publicar los resultados exitosos de la fase uno de su proyecto de e-corona. El Banco Central de Francia y el de Singapur, con la participación de JP Morgan, están trabajando en sistemas basados en cadenas de bloques (blockchain) que habilitarán la inter-operatividad de múltiples monedas emitidas por bancos centrales. El Banco Central de Nueva Zelanda (The Reserve Bank) como parte de su proceso de decisión llevará a cabo consultas públicas respecto de ese tipo de monedas digitales. El Banco Central de Jamaica anunció que a partir de agosto desplegará su proyecto de moneda digital. Desde el inicio del año 2021 el Banco de Inglaterra ha expresado su intención de desarrollar su propia moneda digital. En el curso de la semana que concluye el Banco Central Europeo anunció su decisión de arrancar un proyecto formal de investigación para determinar la viabilidad de emitir un Euro digital que, eventualmente, se distribuiría en toda la zona Euro. Fabio Panetta, miembro del consejo ejecutivo de ese banco central, señaló que dicho proyecto lo desarrollarán con el grado necesario de cautela. Todo ello muestra que China ha tomado, nuevamente, la delantera en ese ámbito económico.
En una aparente respuesta al desafío que se lanza desde China, hace diez días, en un reporte conjunto, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Internacional de Pagos plantearon al G-20 que una red transfronteriza de monedas digitales emitidas por bancos centrales, basadas en una eficiente tecnología de integración y cooperación proactiva, podría tener beneficios significativos para la economía mundial. Llamaron la atención respecto de la importancia de coordinar esfuerzos transfronterizos a escala global.
Desde principios de este año hemos abogado desde estas páginas para que el Banco de México se pronuncie respecto de la viabilidad de establecer un peso mexicano digital. El gobernador actual del Banco de México ha hecho un tímido pronunciamiento al respecto, pero es de esperar que el nuevo gobernador de esa autoridad monetaria, al menos con el mismo grado de certidumbre que lo ha hecho el Banco Central Europeo, anuncie formalmente el inicio de la investigación que concluya en determinar la pertinencia de contar con nuestra moneda digital. Aún estamos a tiempo.