Rodolfo Torres (16/06/2019)
Dando y dando …
El viernes pasado (14 de junio de 2019) la secretaria de Economía y el secretario de Relaciones Exteriores comparecieron ante el pleno de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión para informar al poder legislativo respecto de los acuerdos suscritos con el gobierno de los Estados Unidos en materia de tarifas arancelarias y migración. El secretario Marcelo Ebrard entregó a los legisladores los acuerdos que se pactaron con los EU y negó que hubiese acuerdos secretos.
Se contempla que, si al término de un plazo de 45 días los EU consideran que la eficacia de las medidas para contener la migración de Centroamérica hacia su país no ha sido la esperada, se activaría el compromiso de ambas partes para iniciar negociaciones tendentes a establecer los términos definitivos de un acuerdo bilateral vinculante que aborde el reparto de la carga y la asignación de la responsabilidad de procesar las solicitudes de refugio, así como la obligación de examinar, y modificar en su caso, las leyes nacionales para facilitar la vigencia de esos acuerdos.
El secretario de Relaciones Exteriores argumentó que, de haber ocurrido el incremento de tarifas arancelarias, se hubiera puesto en riesgo el empleo de un millón de trabajadores y el impacto en la economía nacional hubiese sido equivalente a una elevación del IVA entre un 15 y un 25 por ciento.
Sabemos que nuestra economía está fuertemente vinculada a la de los EU, sobre todo a partir del acuerdo comercial de Norteamérica que entró en vigor en 1994. Es ampliamente conocido que alrededor del 80 por ciento de nuestro intercambio comercial ocurre con los EU y que millones de empleos, a ambos lados de la frontera, dependen del vigor de esas transacciones comerciales. Lo que en el caso presente ha resultado sorprendente ha sido la virulencia del ultimátum del gobierno de los EU hacia su vecino y, ahora, primer socio comercial.
Durante su comparecencia, la secretaria de Economía, Graciela Márquez, informó que las medidas arancelarias que pretendía imponer el gobierno de los EU estaban amparadas en una Ley de Emergencia Económica, conocida como IEPA, que ya ha aplicado contra Irán, Siria, Libia, Irak y Somalia, países a los que EU ha considerado como sus enemigos declarados. El secretario de Relaciones Exteriores subrayó que esta crisis es la más severa desde las intervenciones militares de EU en México de 1846 y de 1914.
No existen razones objetivas para que a nuestro país se le catalogue como enemigo de los EU. La migración, que es el principal argumento de Trump, es un fenómeno global que, en el caso de Centroamérica, se ha agudizado por los fenómenos climáticos (señaladamente por los efectos devastadores del huracán Mitch), por el acelerado deterioro de las condiciones de vida en la región, que han acentuado la violencia y recrudecido la pobreza; entre otras cosas, por la imposición de regímenes dictatoriales.
La condición actual nos obliga a reflexionar, en lo general, respecto a la entronización de las guerras económicas que ha enarbolado Washington, tanto en su vertiente comercial como en la financiera. Del primer caso, son ejemplos la aplicación de aranceles extraordinarios a Canadá, México, China, Europa, entre otros; de los bloqueos financieros, los son Irán, Cuba, Venezuela y Corea del Norte.
A la luz de la evidencia de que EU está dispuesto a cambiar las variables de la ecuación para convertirnos, sin razón alguna, en sus enemigos declarados, también estamos obligados a reflexionar sobre el asunto en lo particular, y debemos meditar sobre si ha llegado la hora de reformular nuestras estrategias y prepararnos para afrontar con éxito ese indeseado, pero factible, escenario.
En ese contexto, son importantes las medidas anunciadas por la secretaria de Economía respecto a que, tanto el vigente Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como el nuevo T-MEC, contemplan mecanismos para entablar una defensa respecto de la imposición unilateral de aranceles del gobierno de los EU. Existe la posibilidad de recurrir a la Organización Mundial de Comercio y de imponer aranceles si Washington impone aranceles a las exportaciones mexicanas.
Nuestro país ha mostrado su disposición para fortalecer sus vínculos de cooperación comercial con los EU. El mismo viernes, por la tarde, el presidente del Senado de la República, Martí Batres, informó que cuatro comisiones del Senado (Relaciones Exteriores, Puntos Constitucionales, Economía y Relaciones Exteriores con América del Norte) habían avalado por unanimidad la ratificación del tratado comercial T-MEC con los EU y Canadá. El dictamen de las comisiones se someterá a discusión y, en su caso, aprobación del pleno del Senado en sesión de su segundo periodo extraordinario que se realizará el miércoles 19 de junio.
El conflicto que construyó Trump en contra de México está lejos de haberse resuelto. Se obtuvo un breve aplazamiento frente a un insólito ultimátum y no se debe descartar que Trump insista en su amenaza de incrementar los aranceles para convertir a México en “tercer país seguro”. Frente al conflicto, nuestro país le ha apostado, acertadamente, a la cooperación y a la negociación. Sin embargo, de persistir las intimidaciones, México no puede someterse a una perenne extorsión.