Rodolfo Torres (18/06/2017)
En conferencia magistral, impartida en el INE, el Profesor John Keane de la Universidad de Sydney, Australia, apuntó seis tendencias que erosionan la convicción sobre la efectividad de las elecciones; lo que a su vez incide sobre el futuro mismo de la democracia: desencanto público respecto a las elecciones, democracia monitoreada, campañas permanentes, insatisfacción ciudadana, dinero, y elecciones sin democracia. Destaco a continuación algunos aspectos de la conferencia.
En cuanto al desencanto público, Keane sostiene que tras el entusiamo (cuyo origen identifica a fines del siglo XVIII) respecto a los efectos positivos –un gobierno sin corrupción, igualdad política, dignidad social y armonía colectiva- que provocaría la realización de elecciones libres y justas, arrivamos hoy a una visión más realista y utilitaria de las elecciones.
Con la idea de democracia monitoreada se refiere a las elecciones rodeadas de un amplio conjunto de instituciones que las vigilan o supervisan (entre ellas el INE), lo que facilita la exposición de los casos de escándalo.
Keane señala que, el hecho de que estemos en medio de una revolución de las comunicaciones a nivel global, afecta diversos ámbitos, entre ellos a la radio, la televisión y la prensa, y también transforma la manera en que los partidos políticos y los gobiernos buscan aprovechar esos nuevos medios. Estas condiciones propician la existencia de campañas electorales permanentes.
Por otra parte, en todo el mundo se expresa un desafecto por las elecciones que se manifiesta en una baja de la membresía política de los partidos, y en el surgimiento de la anti-política (que está en contra no sólo de los partidos políticos sino de los congresos y de las elecciones). Ese desafecto desplaza la pasión política de los ciudadanos hacia otros foros, algunos sólo de mera protesta; pero en otros, de generación de iniciativas ciudadanas de amplio espectro.
De acuerdo con Keane, los votantes, los partidos políticos y los gobiernos han tomado conciencia de que las elecciones están insertas en un sistema de ganancias, es decir de procesos capitalistas y mercantiles. El problema de circulación de grandes cantidades de dinero en las elecciones es un problema mundial. Es elocuente el ejemplo de los Estados Unidos en que la Corte Suprema resolvió, en el año 2010, que el dinero en las elecciones y la libertad de expresión eran equivalentes y, por tanto, ambos debían ser protegidos. Ello no es sino una muestra clara de que las elecciones se determinan por la dirección de los grandes capitales que en ellas se invierten.
Otro aspecto del uso del dinero es el cabildeo organizado. En Washington se calcula que hay 90 mil organizaciones encargadas de inducir las políticas de los gobiernos electos. Ello sugiere que las decisiones no se toman en función de los intereses de los electores sino de quienes detentan el poder del dinero. Lo que trae aparejado otro problema: cuando los mercados no funcionan, como en 2007 y 2008, se provocan seísmos sobre las elecciones y las democracias. En suma, se ha establecido un vínculo poderoso: dinero-capitalismo-elecciones-democracia.
Así, sostiene John Keane, el sistema de partidos, de parlamentos y gobierno -las formas de sus operaciones- en todo el mundo, han protegido a la riqueza. Por ejemplo, en el Reino Unido, el uno por ciento de la porción superior posee lo equivalente al 50 por ciento de la porción inferior y uno de cada 5 ciudadanos vive debajo de la línea oficial de pobreza. Esta situación, dice el conferencista, no es compatible con los ideales de la democracia.
En cuanto a la sexta tendencia, señala que en diversos paises: Irán, Vietnam, Hungría y Rusia, entre otros, hay elecciones pero no hay democracia. Así muestra que las elecciones pueden ser instrumentos al servicio de dictadores, quienes las usan para obtener apoyo público a su régimen autoritario, o para ventilar las diferencias en la cúspide del poder. En esos casos, también sirven -como en la Rusia de Putin- para celebrar el poder de un régimen.
Estas seis tendencias, sostiene el expositor, son relevantes pues nos permiten cuestionar si es que hay un futuro para las elecciones, si éstas están perdiendo su control sobre la democracia, o si esta última va en declive.
Concluye el Profesor Keane con tres futuros escenarios posibles. El primero se dibuja en dirección de que se siga alimentando el combustible anti-elecciones y se fortalezcan los llamados a dar la espalda a los procesos electorales como pieza central de la democracia. Argumenta el Profesor Keane que quienes están a favor de este escenario desestiman la sensación festiva que rodea en múltiples ocasiones al acto de votar. El segundo escenario consiste en renovar los procesos electivos para que efectivamente sean libres y justos; avanzar en un sentido en que recuperen su lugar al centro del alma de la democracia. La idea es limpiar las elecciones, eliminar la corrupción y crear los mecanismos para que los representantes políticos efectivamente representen a sus electores. El tercer escenario apuesta por fortalecer a las instituciones que se dedican al escrutinio constante del ejercicio del poder, para incentivar a que éstas den lugar a la voz de las mínorias y al espacio que éstas han de tener en la vida pública. Entre otras cosas, con el propósito de que haya una mayor rendición de cuentas en los sistemas políticos.
Invito al lector interesado a disfrutar de esta lúcida conferencia en el canal INETV en Youtube.