Rodolfo Torres (11/02/2018)
Empieza como quieres terminar
El 5 de febrero se anunció la firma de un convenio entre el Instituto Nacional Electoral (INE) y Facebook con el propósito de promover la participación ciudadana en los comicios del 2018. El anuncio es relevante dado el extendido uso de esa plataforma en México (y en el mundo), y el potencial impacto que ésta tiene en el comportamiento electoral de sus usuarios. En virtud de sus responsabilidades, como garante de la equidad en las contiendas electorales, el INE deberá desplegar ahora importantes acuerdos complementarios.
Facebook es una de las principales empresas en Internet. Fue fundada en 2004 por Mark Zuckerberg. En su último reporte financiero, al 31 de diciembre de 2017, consigna un número mensual de usuarios de 2 mil 130 millones en todo el mundo. De ellos, mil 400 millones lo usan diariamente. De acuerdo con datos de la empresa Hootsuite, a julio de 2017, en México existen 85 millones de usuarios.
Hasta el viernes pasado el INE no había subido a su portal de transparencia el citado convenio (el último convenio reportado, en el apartado de “convenios de coordinación, de concertación con los sectores social o privado”, fue suscrito el 3 de octubre de 2017). Sin embargo, través de su cuenta de twitter, el INE informó que al amparo de ese convenio promoverá talleres para capacitar a su personal, se incentivará el voto, se dará a conocer la ubicación de casillas, se difundirán los debates presidenciales, y se combatirán las noticias falsas. Por su evidente impacto en la equidad de la contienda electoral, este último rubro llama fuertemente la atención.
A Facebook, así como a otras redes sociales, se les concede un rol muy importante en las elecciones del 2018. En opinión del Magistrado del TEPJF, José Luis Vargas Valdez, publicada en medios de prensa el 26 de agosto de 2017, “los triunfos y fracasos de las elecciones de 2018 serán, en gran medida, resultado de las campañas que se ejecuten en las redes sociales…”.
No sobra decir que Facebook es una empresa de propiedad privada, es decir, no es una plataforma pública de acceso irrestricto. Por ello, establece condiciones de uso a las que deben sujetarse quienes deseen acceder a esa red. Sin embargo, se han presentado múltiples casos, de diversa gravedad, de mala utilización. Ya desde el pasado 18 de noviembre de 2016, Mark Zuckerberg había manifestado, a través de su cuenta de Facebook, su interés en combatir la desinformación procurando información precisa.
El pasado 31 de enero, Zuckerberg reiteró su preocupación respecto a la información engañosa. Señaló que había habido mal uso de esa plataforma y anunció diversas medidas. Entre ellas, que buscarían asegurar que la información que se vea en Facebook provenga de fuentes ampliamente confiables y de alta calidad. Puso como ejemplo, de fuentes confiables, al Wall Street Journal y al New York Times. En contraste, señaló, que hay páginas que tienen intenso seguimiento, pero no son ampliamente confiables, más allá de su audiencia medular, por lo que se desalentaría su difusión.
Pero ¿Cómo llevar a cabo la detección de noticias falsas, que se publican en formato de texto, audio o imágenes, entre un universo tan colosal de información? Sólo en cuanto a fotos se estima se suben diariamente a Facebook 300 millones de imágenes.
En su mensaje del 18 de noviembre de 2016, Zuckerberg dio a conocer el fortalecimiento en el uso de herramientas tecnológicas avanzadas para la clasificación de información. Para llevar a cabo dicha clasificación, como lo consigna su portal de investigación, usa profusamente métodos que provienen del campo de la Inteligencia Artificial, en particular los basados en aprendizaje automático (machine learning). Lo que no es extraño, pues las más poderosas compañías de Internet han centrado su modelo de negocio en el uso de esas técnicas para la clasificación de clientes, productos o información. Es el caso de Google, Amazon, Ali-Baba y Netflix. Los métodos de aprendizaje automático supervisado (también existen los no supervisados) hacen uso intensivo de la participación humana cuando es necesario etiquetar una fracción de la información disponible para, con base en ello, clasificar la fracción restante. Ello es consistente con la información, contenida en el mensaje de noviembre de 2016, respecto a la duplicación del personal de Facebook; ahora cuenta con 14 mil personas.
En este mismo mensaje, Zuckerberg anuncia también la participación de terceros confiables para la validación de hechos que permitan su distinción entre ciertos y falsos. En ese contexto hay que tener presente que las labores de etiquetado, que llevan a cabo las personas, requieren de conocimiento específico, a veces especializado, de la materia en cuestión, en este caso de conocimiento político-electoral. Lo anterior coincide con la información de prensa, publicada el 6 de febrero pasado, en el sentido de que el INE difundirá materiales desarrollados por Facebook, junto con otras organizaciones civiles, para ayudar a las personas a detectar noticias falsas.
La firma del referido convenio demandará del Consejo General del INE la toma de al menos tres acuerdos complementarios, para: determinar los mecanismos bajo los que participarán las organizaciones civiles (por ejemplo, si habrá convocatorias abiertas de selección), emitir los criterios bajo los que se realizará la identificación de noticias falsas y, los criterios para revelar las páginas a las que se haya desalentado su difusión. La certeza, la equidad y la transparencia, que deben regir los comicios, así lo ameritan.